La galerna del 61; una historia que ha forjado nuestra cultura
Burela nos ha visto nacer como club deportivo y nos ha apoyado para avanzar con nosotros en nuestro sueño. Toda la afición y aquellos que conocen bien el Pescados Rubén Burela FS saben de la estrecha relación que el club mantiene con su tradición, su economía y, sobre todo, su cultura pesquera. El puerto de Burela se ha convertido en uno de los más importantes del Cantábrico, siendo un gran motor económico.
Sin embargo, este quedó marcado por un trágico suceso que se remonta al año 1961, momento en el que tuvo lugar uno de los temporales más mortíferos que se recuerdan. Este se hace conocer como la galerna del 61 y, sin importar los años que pasen o el instante en el que se consulte, el trágico recuerdo es indeleble en la memoria del sector pesquero.
La galerna del 61: Un recuerdo que marcó al sector pesquero gallego
Por aquel entonces las predicciones meteorológicas no resultaban tan precisas como ahora, por lo que a pesar de que el 11 de julio de 1961 se sabía que el tiempo no sería realmente favorable para la pesca, nunca se llegó a creer hasta qué punto sucedería la tragedia. Menos aún cuando, en aquel preciso instante, tenía lugar la campaña del bonito. Una circunstancia que posiblemente contribuyó al aumento de la tragedia que se cobró 83 vidas.
Muchos barcos de bajura, los cuales habitualmente entran a puerto con sus capturas a diario, durante la campaña hacen mareas más largas para, de este modo, aprovechar al máximo la oportunidad de pesca. Por ello, pese a la alerta de un tiempo poco favorable, el número de barcos era elevado, contando con presencia de Galicia, Asturias y País Vasco.
Actualmente predecir una galerna resulta mucho más sencillo y es popularmente conocido como ciclogénesis explosiva, pero por aquel entonces llevó a una catástrofe que se desencadenó en la madrugada del 12 de julio de 1961. A menudo este suceso dura apenas unas horas, aunque sus efectos son devastadores y en muchos casos condicionan la zona durante días. Pero en aquella trágica ocasión las condiciones extremas del mar estuvieron presentes durante tres días, de tal forma que la lucha por la supervivencia por parte de los marineros se realizaba en condiciones extremas.
Un suceso que cambió el diseño de los buques de pesca
El terrible recuerdo no solo supuso un antes y un después para todos aquellos que lograron sobrevivir al alcanzar tierra firme, sino que el impacto de aquel desastre trajo consigo grandes cambios al sector. De hecho, por aquel entonces los barcos no tenían la fuerza suficiente para soportar la mala mar que se producía en situaciones similares, llegando incluso a hundir 21 barcos (lo que causó el número tan elevado de víctimas).
La galerna del 61, además de ser un suceso recordado por familiares y marineros, trajo consigo cambios en el diseño de los buques de pesca, erradicando para siempre los barcos como máquinas de vapor en el Cantábrico. Además, propició un cambio para las predicciones del tiempo, buscando nuevos sistemas con los que poder predecir de manera más exacta al igual que aportar sistemas de seguridad en la flota ya que, en aquel momento, siquiera se llevaban a bordo flotadores salvavidas.
La solidaridad mostrada permitió que se salvase a los náufragos y se tendiese una mano amiga a los familiares tanto de supervivientes como de las víctimas. Pero el recuerdo de uno de los temporales más mortíferos mantiene a día de hoy un importante recuerdo en Burela y como se ha forjado su cultura a partir de esta.
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