23/11/2020

Mujeres en los Juegos Olímpicos: Cinco historias de lucha por la igualdad de los derechos

La lucha por la igualdad de los derechos de la mujer en el deporte supone un largo camino, pero cuenta con referentes en todo el mundo
Mujeres en los Juegos Olímpicos: Cinco historias de lucha por la igualdad de los derechos

Mujeres en las Olimpiadas: Historias que han inspirado a una generación

Si las condiciones sanitarias lo permiten, en verano de 2021 se celebrarán los Juegos Olímpicos de Tokio, en un tiempo y contexto globales que nada tienen que ver con la situación en Río 2016. La lucha por la igualdad de los derechos de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad avanza imparable y por supuesto, el deporte no es ajeno a ello; es más, supone un marco reivindicativo vital por la enorme exposición que tiene en nuestra sociedad. 

Las Olimpiadas, donde el mundo concentra su atención cada cuatro años, son hoy un buen ejemplo de igualdad de derechos entre géneros, pero no siempre fue así. La participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos ha ido aumentando muy lentamente desde el siglo XX. Esto ha sido así desde las olimpiadas del año 1900, donde las mujeres tuvieron una presencia testimonial, hasta Londres 2012, cuando todos los países tuvieron por primera vez alguna mujer compitiendo bajo su bandera. La evolución ha sido desigual en las diferentes disciplinas. 

En Río 2016, el 44% de las medallas olímpicas fueron obtenidas por mujeres, el porcentaje más alto de la historia. En 1984, la cifra era solo un poco mayor del 25%, un dato que ha ido creciendo a lo largo de estas últimas décadas gracias a que todos los deportes nuevos que se incluyen en los Juegos deben contener eventos femeninos

Hoy queremos reconocer a cinco mujeres olímpicas que han tenido y siguen teniendo un gran impacto en la lucha femenina por la igualdad en el deporte, aunque por supuesto hay muchas más. Los ejemplos que hoy compartimos han ayudado a romper barreras y a abordar estigmas dentro del deporte sobre lo que las mujeres pueden hacer o lo que no. Por su fuerza y determinación han servido como espejo y inspiración para muchas mujeres que todavía sufren la discriminación en el deporte.


Ibtihaj Muhammad (esgrima)


La esgrimista estadounidense nacida en New Jersey ha sido una referente para las mujeres musulmanas en el deporte. La medallista en sable por equipos pasó a la historia en Rio 2016 convirtiéndose en la primera atleta estadounidense en usar un hijab en los Juegos Olímpicos. Un año después lanzaron una Barbie inspirada en ella.

La esgrimista declaraba que le motivaba «retar los estereotipos y conceptos errados acerca de las mujeres musulmanas». «Quiero mostrar que no solo podemos formar parte de cualquier equipo olímpico, sino del equipo estadounidense, que es el más fuerte de todos los equipos del mundo».

Gracias a su popularidad, la deportista, de 34 años, se ha convertido en una importante conferenciante y trabaja como embajadora deportiva en la Iniciativa para el empoderamiento de las mujeres través del deporte del Departamento de Estado de Estados Unidos.

 
Serena Williams (tenis)


No es una exageración decir que la reputación de Serena Williams ha superado las pistas de tenis. Además de sus incontables logros deportivos, se ha convertido en un icono para las mujeres de todo el mundo siendo un claro ejemplo de compatibilidad entre vida laboral y embarazo.

La tenista americana es una potencia dentro de las pistas de tenis, pero lo que le ha hecho ser una mujer poderosa todavía más es la influencia fuera de las pistas. Sin rehuir del miedo a su imagen por las denuncias públicas por la discriminación en el deporte, ha luchado durante mucho tiempo por los derechos y la igualdad deportiva.

Se ha defendido a sí misma una y otra vez, hablando en contra de la doble moral en el deporte, la brecha salarial de género y los comentarios sexistas y racistas dentro de su profesión. En 2018, Serena Williams fue por primera vez nombrada por Forbes como una de las 100 mujeres más poderosas del mundo.

 
Ramla Ali (boxeo)


La boxeadora Ramla Ali, de Somalia, se mudó a Inglaterra como refugiada de la guerra civil, después de que su hermano mayor fuera asesinado a los 12 años mientras jugaba al aire libre. 

Se apuntó al gimnasio después de sufrir bullying en su nuevo colegio pero lo ocultó a sus padres por miedo a la reacción de que una niña musulmana practicara deporte.

“Me dirían que es un deporte de hombres, que una chica musulmana no lo debería hacer. Sabía que intentarían que parara”, explicaba Ali.  
En 2015 ganó el Campeonato Nacional de Amateurs y un año después también fue vencedora en el Campeonato Nacional de Inglaterra Boxing Elite. 

Hoy Ramla es una boxeadora consolidada, forma parte del repertorio de atletas de Nike, ha llegado a trabajar como modelo e incluso se está estudiando hacer una película sobre ella.


Yusra Mardini (natación)


La nadadora olímpica de 22 años de Siria Yusra Mardini  ha dejado una huella importante en la historia del deporte, y también en la defensa de los derechos humanos. En los Juegos Olímpicos de Rio 2016 recibió una ovación por parte del público a causa de su hito heroico.

En 2015 Mardini y su familia huyeron de Siria a causa de la Guerra Civil. La familia tomó un pequeño bote dirección a Grecia, pero durante el viaje, el motor del bote falló. Yusra y su hermana mayor, nadaron durante más de tres horas en los mares revueltos, empujando el bote hacia las islas griegas. Ayudaron a salvar no solo sus propias vidas, sino también las de otros 18 refugiados.

Esta historia inspiradora fue compartida en un libro llamado "Mariposa" que también será compartida en las grandes pantallas. Más tarde se convirtió en miembro del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados y fue nombrada la Embajadora de Buena Voluntad más joven de ACNUR. 

Chloe Anderson (voleiból)


En 2016 el Comité Internacional Olímpico anunció que los deportistas transexuales podían competir en las olimpiadas sin necesidad de someterse a una cirugía. Anderson fue una de ellas.

La jugadora de voleivól sufrió bullying en el equipo de su universidad, una situación casi límite que la llevó a intentar suicidarse. Ese momento fue un punto de inflexión para ella, lo que le sirvió para querer luchar por los derechos transexuales y discriminación en el deporte. Ahora trabaja orientando y ayudar a las mujeres deportistas que sufren esta discriminación en el deporte.


La lucha por la igualdad de los derechos de la mujer en el deporte sigue siendo un largo camino por recorrer. Los cambios toman tiempo, pero gracias a estas mujeres olímpicas referentes, están sucediendo. 

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