#Pioneras: Edurne Pasabán, la reina de la montaña

La biografía de Edurne Pasabán (1 de agosto de 1973, Guipúzcoa) es ya conocida mundialmente por todos los fans del alpinismo. Después de todo, su historia está repleta de grandes momentos, todo tipo de retos y constante superación.

Con intención de recordar sus grandes logros, vamos a remontarnos a sus inicios, antes de que se convirtiese en una alpinista profesional y liderase grandes éxitos profesionales. Después de todo, Edurne no se limita a ser una gran deportista, sino que es empresaria, conferenciante, una mujer solidaria y siempre dispuesta a descubrir nuevas experiencias tanto dentro como fuera de su deporte. 

De hecho, su gran pasión comenzó a los 14 años, momento en el que comenzó a escalar en roca en el club de montaña de Tolosa, adentrándose poco a poco en el mundo del alpinismo. A sus 16 años su afición por el alpinismo la llevó a aceptar un gran reto: viajó a los Alpes y ascendió el Mont Blanc (4810 metros), el Cervino (4478 metros) y el Monte Rosa (4614 metros).

Si parecía imposible que superase estos grandes retos, con tan solo 17 años logró llegar a la cumbre del Volcán Chimborazo (6310 metros), aunque fue a sus 21 años cuando, en su regreso a Ecuador, logró sumar más grandes éxitos a su incipiente carrera. En este nuevo viaje logró el ascenso al Cotopaxi (5897 metros), el Tungurahua (5016 metros) y el Guagua Pichincha (4971 metros).

Ascensiones que la llevaron a alcanzar su sueño

A pesar de que su primer intento de conquistar un ochomil fue en 1998 cuando en su camino se presentó el Dhaulagiri (8167 metros), tuvo que renunciar a falta de 272 metros debido a la gran cantidad de nieve acumulada. Eso sí, logró un reto mayor cuando, el 23 de mayo de 2001, Edurne alcanzaba su primer ochomil en el Everest (8848 metros).

Para realizar este gran ascenso, con ayuda de oxígeno artificial, recorrió la Vía del Collado Sur junto a Silvio Mondinelli, Mario Merelli, Iván Vallejo y Dawa II Sherpa. Un logro que llegó en su tercera tentativa, tras dos intentos en 1999 y 2000, demostrando que estaba dispuesta a superar los obstáculos marcados, y que la convertían en la tercera mujer española en domar el Everest, situándose tras la leridana Araceli Segarra (1996) y la viguesa Chus Lago (1999).

A partir de este primer logro, Edurne compitió con otras mujeres por el honor y prestigio de ser la primera en coronar los 14 ochomiles. Una competición que llegaba con algo de polémica, pero que no impedía que continuase con sus esfuerzos. Y es que, aunque algunas de sus rivales lograron completar este reto a posteriori, Edurne fue la primera mujer en ser reconocida mundialmente por este gran logro, dejando a su paso la conquista de la cima del Makalu (8465 metros), Nanga Parbat (8125 metros) y su gran reto, Dhaulagiri (8167 metros).

Estos retos la han llevado a ser reconocida en una gran variedad de premios y condecoraciones alrededor del mundo. En 2001 recibió el Premio a la mayor gesta deportiva del año para la Diputación Foral de Guipúzcoa, en 2002 el Premio Deportivo de la Fundación Sabino Arana y en 2005 ganó el Premio “Mujer y Deporte” a la mejor deportista femenina del año en España. Por supuesto, logros a los que más tarde sumó la Distinción Lan Onari (2009), el Premio Marca Leyenda (2010) y el Premio a Mujeres Progresistas (2010).

Una profesional reconocida tanto dentro como fuera del deporte

Aunque su historia es conocida por su importante carrera como alpinista profesional, Edurne jamás llegó a pensar que se dedicaría a esto profesionalmente. De hecho, entre sus estudios destaca la licenciatura en Ingeniería Industrial por la Universidad del País Vasco, un Máster en Gestión de Recursos Humanos por ESADE Business School y el Máster en Coaching Ejecutivo y Management en el IE Business School de Madrid.

Su mensaje se inspira, en gran parte, en su experiencia como alpinista, donde sus logros, obstáculos y constante superación se reflejan para marcar objetivos concretos y, de este modo, poder materializar el éxito en cualquier ámbito.

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