26/11/2020

#Pioneras: Wilma Rudolph, una atleta olímpica de récord

Recordamos a la primera mujer capaz de conseguir tres medallas de oro en una misma cita olímpica
#Pioneras: Wilma Rudolph, una atleta olímpica de récord

El paso de la mujer por el mundo del deporte nos ha dado a grandes figuras que resultan inolvidables. Una de las mujeres que merecen que su historia sea conocida y recordada sin importar el tiempo que pase es la de Wilma Rudolph (23 de junio de 1940), una atleta estadounidense que logró llegar a lo más alto en 1961, convirtiéndose durante muchos años en la mujer más rápida del mundo.

Wilma Rudolph nació prematuramente, siendo la vigésima de 21 hermanos en una familia pobre. Su infancia no fue sencilla y llegó a enfrentarse a graves problemas de salud, hasta el punto de que a los seis años padeció un ataque de poliomielitis que la dejó paralizada de una pierna durante varios años. A pesar de todo esto, consiguió superar cada obstáculo que se presentaba y convertirse en una gran jugadora de baloncesto y corredora en el instituto.

Su amor por el atletismo pronto salió a la luz, compitiendo para clasificar en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956, llegando a obtener una plaza en el equipo olímpico de Estados Unidos, gracias a su segundo puesto en los 200 metros lisos. Sin embargo, los obstáculos siguieron apareciendo en su camino, siendo eliminada en su serie al quedar tercera tras la deportista soviética Maria L. Itkina y la alemana Kohler. Eso no impidió que participase en el relevo de 4x100, donde su país quedó en tercera posición tras Australia y Reino Unido.

Una carrera a gran velocidad que superó y la llevó a lo más alto


Rudolph siguió avanzando a grandes zancadas, ganando en 1957 el campeonato nacional junior de 75 y 100 yardas, una victoria que, un año más tarde, acompañaba con el honor de ser madre. Pero esto no impidió que siguiese cumpliendo su sueño, puesto que en 1960 ganó en las eliminatorias de selección para los Juegos Olímpicos de Roma, superando las pruebas de 100 y 200 metros lisos.

En estos juegos consiguió la medalla de oro en ambas pruebas, así como también el primer puesto en la prueba de relevo corto. Siguió superándose cuando en 1961, en Moscú, consiguió igualar el récord mundial de los 100 metros lisos con 11,3, marca que supería cuatro días más tarde en Stuttgart al parar el crono en 11,2. Este tiempo récord la llevó a convertirse en la mujer más rápida del mundo, recibiendo así el nombre de “La gacela negra”.

A pesar de retirarse a los 22 años (1962), siempre estuvo presente en las protestas que se llevaban a cabo para acabar con las leyes de segregación racial. Rudolph lo acompañaba con la firme decisión de terminar sus estudios y trabajar con los jóvenes de los guetos situados en las grandes ciudades. No solo cumplió su objetivo, sino que la llevó a participar en la iniciativa “Operación Champion”, la cual estaba destinada a promover la práctica del deporte entre los jóvenes que no tenían opción a federarse.

Su historia sigue inspirando a muchos deportistas y su nombre sigue muy presente en la fundación que creó con la intención de ofrecer entrenamientos gratuitos y organizar competiciones para los jóvenes más necesitados. A pesar de su fallecimiento en 1994, la suya sigue siendo una de las historias más conocidas, llevándola a recibir todo tipo de homenajes, incluido el premio Wilma Rudolph al Coraje, el cual se entregó por primera vez en 1996.

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